No fue un secreto que en la segunda proclamación del presidente Donald Trump estuvieran presentes magnates de las redes sociales como Mark Zuckerberg, CEO de Meta (Facebook, Instagram y WhatsApp); Elon Musk, CEO de Tesla y «X» (antes Twitter); Jeff Bezos, CEO de Amazon; Sundar Pichai, CEO de Google; y Shou Zi Chew, CEO de TikTok, entre otros. Pero, ¿qué significa tanto poder concentrado en pocas manos? Y, más importante aún, ¿qué rol jugaron estas plataformas para el segundo mandato de Trump?
Las redes sociales como arma política
El mandato de Trump ha sido marcado por su uso sin precedentes de las redes sociales. Desde su campaña presidencial en 2016, Twitter (hoy conocida como X) fue su herramienta predilecta para comunicarse directamente con el público, evitando intermediarios tradicionales como los medios de comunicación. Su cuenta, que acumuló más de 88 millones de seguidores, se convirtió en un canal para anunciar políticas, criticar oponentes y movilizar a sus seguidores.
Facebook también jugó un papel crucial. La plataforma permitió a su campaña ejecutar estrategias publicitarias altamente segmentadas, llegando a audiencias específicas con mensajes personalizados. Esta técnica, combinada con el escándalo de Cambridge Analytica, puso en evidencia cómo los datos personales de millones de usuarios fueron utilizados para influir en la opinión pública.
Por otro lado, plataformas como YouTube y TikTok también se sumaron al fenómeno Trump. Aunque no tan directamente controladas por su campaña, ambas se convirtieron en espacios donde se difundían contenidos virales que promovían su figura, ya fuera desde un enfoque positivo o como objeto de crítica.
Una relación tensa con TikTok
Durante su presidencia, Trump no solo utilizó las redes sociales, sino que también intentó regularlas. En 2020, declaró su intención de prohibir TikTok en Estados Unidos, alegando preocupaciones de seguridad nacional debido a su vinculación con China. Esta medida, que culminó en varias batallas legales, reveló el impacto que las plataformas extranjeras estaban teniendo en el control narrativo dentro del país.
Aunque TikTok enfrentó restricciones temporales, la aplicación continuó creciendo y consolidándose como una fuerza cultural y política. Usuarios jóvenes, conocidos como «Zoomers», organizaron eventos para boicotear actos de campaña de Trump, demostrando cómo una red social podía convertirse en una herramienta de resistencia política.
El 19 de enero, la aplicación fue bloqueada en el país norteamericano.
Sin embargo, hoy «se dio vuelta la tortilla». A pocas horas de que la aplicación volviera a funcionar con normalidad, los usuarios estadounidenses comenzaron a recibir un mensaje que decía: «Es una suerte que el Presidente Trump haya señalado que trabajará con nosotros para reinstaurar TikTok una vez que asuma nuevamente la presidencia. ¡Por favor, mantente al tanto!».
La influencia de los magnates tecnológicos
Que figuras como Zuckerberg, Musk y Bezos hayan figurado en eventos claves del mandato de Trump no solo subraya la importancia de las redes sociales, sino que también cómo estas se convirtieron en los nuevos pilares de poder. Las decisiones de estas empresas tienen un impacto directo en el discurso público y en la forma en que se perciben las políticas en la actualidad.
Por ejemplo, tras los eventos del 6 de enero de 2021 (el asalto al Capitolio), plataformas como Facebook, Twitter y YouTube suspendieron las cuentas de Trump, argumentando que su discurso incitaba a la violencia. Este episodio evidenció no solo el poder de los magnates tecnológicos para influir en la esfera política sino que también, en algunos casos, limitar la libertad de expresión de figuras públicas.
Un legado digital de las redes sociales y Trump
El impacto de Donald Trump en las redes sociales sigue siendo un tema de análisis profundo. La capacidad para movilizar masas, generar controversias y dictar la agenda mediática a través de estas plataformas redefine las reglas del juego político. A la vez, su mandato dejó preguntas abiertas sobre la regulación de estas herramientas y el equilibrio entre libertad de expresión y responsabilidad.
En el caso de plataformas como TikTok, su ascenso global y la tensión con gobiernos como el de Estados Unidos demuestran que las redes sociales ya no son solo espacios de interacción, sino también campos de batalla para el poder geopolítico.